En un Roxy Live Bar colmado, Maldita Suerte repasó temas de sus 18 años de historia, y hasta sorteó una guitarra entre su público.
Todavía se puede hacer rock, lisa y llanamente. Con la humildad de una banda que comienza pero con la experiencia de casi dos décadas de historia, Maldita Suerte juega a lo que mejor sabe hacer: riffs de guitarra, yeites de saxo y armónica, y una buena conexión con el público que copó una vez más un escenario que, se nota, les sienta muy bien a ambos.
El comienzo es con “Bonzo”, tema que también abre el que, hasta hoy, es su último disco, el cual lleva el nombre de la banda (2012); un riff que atrapa de entrada al público para enganchar inmediatamente con “En forma de cruz”. Con imágenes de Diego Maradona proyectándose a espaldas de la banda, “Ni rey ni esclavo” completa la trilogía de apertura y se hace fuerte el grito del estribillo que reza “plantó esta bandera de la libertad”.
“Saxophones don’t belong in rock and roll”, declaró recientemente Courney Love, y se nota que en su vida paró la oreja para escuchar un poco de la música que se siente por acá, al sur del sur. Una tradición que tuvo en Patricio Rey y Sumo un elemento vital y trascendental de su sonido, y el cual Maldita Suerte incorpora también de forma eficaz.
“Esta canción es un poco vieja, varios nos han pedido que toquemos este tema. A ver si se acuerdan, a gatas nos acordamos nosotros”, así introduce Juan Spinedi (guitarra y voz) a “Tiempos duros”, tema que da nombre a su segundo disco. Y en este tramo también destaca “Ocasos”, un mid tempo esperanzador que baja un poco los decibeles.
El cantante y líder vuelve a agradecer el público y presenta “Karma” haciendo referencia al nieto recuperado número 114: “Estas últimas semanas estuvimos viviendo noticias muy especiales cuando lo encontraron a Guido. Esto es muy importante, estamos muy contentos”. Imágenes de la última dictadura con la leyenda “Ni olvido ni perdón” acompañan el tema y hacia el final agradecen a Estela de Carlotto por ser “un símbolo de lucha. Nos enseñó que con el amor se puede vencer al odio”.
Lejos de la demagogia repiten la frase “somos felices” en agradecimiento antes de sortear una guitarra entre el público presente: “Que el ganador la pueda usar y disfrutar, como hicimos nosotros al hacerla”. Ya encarando el tramo final suenan “Vientos de libertad”, “Pasado pisado”, y dedicada a los chicos de Cromañón, “Como brillo de sol”. El final es con “Jurado del dolor” condesando esta hora y media de show en ese estribillo que grita “canción del corazón, puñado de emociones”.
A pesar de aquel presagio pesimista ricotero, el rock no es pura suerte (del inédito del mismo nombre). Aunque el capitalismo haya invadido y devorado todo, cuando una banda puede subirse con humildad a un escenario a dejarlo todo, el rock sigue siendo rock y, durante la noche del viernes, el rock fue también Maldita Suerte.