Las birras iban y venían en el bar Centro de Amigos en El Bosque de Guácimo, Pococí, cuando cuatro hombres encapuchados y con escopetas en mano ingresaron diciendo que perpetraban un asalto.
Carlos Luis Vargas Román, dueño del local, fue el primer señalado por los cañones. Uno de los cacos le disparó a quemarropa, dejándolo sin vida detrás de la barra donde atendía a sus clientes.
Según testigos, Vargas al ver a los maleantes intentó esconderse y uno de ellos al notar la acción del cantinero no dudó en mandarle plomo para evitar que huyera o diera aviso a la policía de lo que estaba pasando.
Los clientes asustados solo percataron a tirarse al suelo para evitar ser impactados por los perdigones, sin embargo cuando los hampones se dieron cuenta que Vargas estaba muriendo decidieron abortar el atraco y huyeron, no se llevaron nada.
“Estábamos dentro del bar cuando entraron cuatro tipos encapuchados con armas de fuego tipo escopeta y dispararon diciendo que era un asalto, dispararon en varias ocasiones hiriendo al dueño del bar, luego salieron corriendo y no le quitaron las pertenencias a nadie”, dijo Rogelio Ruiz, testigo.
La Fuerza Pública y la Cruz Roja llegaron minutos después al local tras la alerta de los vecinos, quienes escucharon los cuetazos y los gritos de quienes presenciaron el sangriento y cruel acto de los asaltantes.
“En la escena encontramos a un hombre con varios impactos de bala en el tórax, el cual ya no tenía signos de vida”, dijo Luis Zamora, paramédico que atendió el suceso.
Aquello fue una loquera después de conocer que Vargas había muerto, sus allegados lloraban, los clientes tampoco pudieron evitar el llanto, mientras los policías recorrían fincas y barrios en busca de los desalmados que se echaron al cantinero del pueblo.
Al mismo tiempo agentes del Organismo de Investigación Judicial levantaban indicios en la escena, entre ellos algunos balísticos, que fueron llevados junto al cadáver al Complejo de Ciencias Forenses, donde se harán los estudios respectivos.
Pese a que todo indica que fue un asalto, los agentes judiciales trabajan en pistas para tener claro el móvil del crimen con la ayuda de testigos presenciales y lugareños que observaron a los encapuchados huyendo de la zona.