Matías Leandro Merlo (30), el bartender que revolucionó los sabores de Mar del Plata, sólo busca la gloria. Tras pasar veranos enteros en la ciudad, hace 10 años decidió radicarse. “Quería despertarme todos los días cerca del mar”, reconoce.
Hace cinco años creó Rico Tiki Bar (Alem 3690), el primer bar de coctelería de estas tierras y se transformó en un referente de la escena nacional. Este espacio está fundamentado en la cultura Tiki, que se desarrolló en los años ’30 en Estados Unidos y está inspirada en la Polinesia Francesa. Con el tiempo fue readaptando este concepto y hoy se lo conoce como “El Tiki del Atlántico”.
“Yo no elegí ser barman, la coctelería me eligió a mí”, asegura Matías, quien trabaja desde los 17 años en la noche. “Si no te gusta no lo podés mantener durante mucho tiempo, porque mientras vos estás trabajando los demás están festejando”, agrega.
El tipo es un comunicador, sus tragos se entienden, recrean una historia. Tanto en Rico Tiki Bar como en R/T Garage Bar (lo abrió este año en Alem 3728), las bebidas se presentan de manera original, con etiquetas y con un riguroso cuidado de lo estético.
Yo no elegí ser barman, la coctelería me eligió a mí.
Actualmente Matías es embajador de Jack Daniels para Argentina y latinoamérica, pero además realiza trabajos para Campari. Se reparte la semana entre Buenos Aires, Mar del Plata, el surf, las motos y su amor por lo vintage.
“Yo trabajaba para marcas en Buenos Aires, pero mi primer laburo fue en Sobremonte. En la barra fui probando cosas y después con el tiempo me fui capacitando con libros que me traían del exterior y fundamentalmente con Internet, que hoy es mi gran herramienta de estudio”, relata este talentoso barman sobre lo que fue su génesis.
Sus caballitos de batalla son los aperitivos, porque considera que los argentinos tenemos un paladar amargo. En las vitrinas del bar nunca puede faltar un buen gin, un ron, un vodka, aperitivos y licores. Al contrario de lo que uno puede esperar, las trabas en las importaciones de bebidas premium lo potenciaron porque lo obligaron a crear nuevos sabores.
En los dos bares que comanda se preparan almíbares, se maceran frutas, se realizan jaleas y se aporta sabor a bebidas base. Las hierbas están al alcance de la mano y en los tragos personalizados hay fuego y colores.
Internet es mi gran herramienta de estudio.
“Incluir en la barra factores externos te puede dar un salto de originalidad”, asegura Matías y dice que si visualmente el trago no te genera una atracción “podés tener el mejor cocktail del mundo pero no va a funcionar”.
Para el cantinero es importante conocer los gustos de los clientes. “Yo no busco hacer dinero, busco la gloria. Lo que me hace feliz es que el que quiera elegir un cóctel venga a mi bar”, señala.
Matías tiene como referente a Renato “Tato” Giovannoni, propietario de Florería Atlántico, un bar de coctelería que rompió el molde en Buenos Aires. En los tragos que realizan en las dos sucursales “tikis” de Mar del Plata, se utiliza El Príncipe de los Apóstoles, un gin a base de yerba mate, pomelo rosado, eucalipto y peperina, producido por el propio Giovannoni.
Este joven de barba larga fue el ganador de varios concursos nacionales e internacionales de coctelería. “Me permitieron ponerme a la par de otros profesionales de Buenos Aires y logré tener un alto grado de exposición”, explica.
Yo no busco hacer dinero, busco la gloria.
Si bien la carta de cócteles de sus bares se va modificando cada seis meses, los clásicos sobreviven, como el Mai Tai. Matías actualmente está preparando una colección de invierno con jaleas que están trabajadas a partir de los perfumes de distintas coníferas del Bosque Peralta Ramos y de la zona de Pinamar.
Lo que propone Merlo en Mar del Plata es único y vale la pena visitarlo. Es una oportunidad para adentrarse en un mundo floreciente repleto de aromas, texturas y sabores. La relación precio calidad de sus cócteles (obras de arte) cierra por todos lados. ¡A probar!
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