El cruce Brasil-México, válido por el Grupo A de la Copa del Mundo, sorprendió ayer a un grupo de estudiantes mexicanos en nuestra ciudad.
Con el envión anímico que significó el triunfo inicial ante Camerún, estos aztecas armaron la rutina con una interrupción a media tarde.
Y los 40 que llegaron con motivo de un curso de relaciones internacionales, y en el marco de un intercambio educativo, se instalaron en un bar ubicado sobre la diagonal 74 al 2100.
Con distintos grados de fanatismo, palpitaron minuto a minuto un encuentro en el que terminaron festejando el empate sin goles como si hubiera sido la victoria. Con toda lógica, obvio.
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