«México tiene de todo, pero menos cuidado»

Hay ocasiones en que los pensamientos a viva voz se convierten en realidad. Es lo que le ocurrió a Iker Cavadas, aunque el destino no le escuchase al pie de la letra. Tras siete años en su actual empresa, Sisteplant, creyó tocar techo, y planteó en alto su interés por trabajar en alguna división de la compañía en otro país de lengua inglesa. Un compañero le escuchó y, «con buena fe», transmitió a sus espaldas los deseos de este vizcaíno por trabajar fuera. El único puesto vacante que se ajustaba a su perfil estaba en México y, aunque nunca se había planteado cruzar el ‘charco’, Cavadas se mudó en pocos meses a la ciudad de Querétaro, dejando atrás a su familia y a su pareja en Bilbao.

«Lo hago ahora o nunca. Es una espinita que tenía clavada, así que acepté esta oportunidad». Formado como Técnico Superior, entró en el mundo de la Informática poco a poco. Mientras llevaba a cabo trabajos fuera de su rama, se formó en programación y otras áreas del sector. Fue hace ocho años cuando consiguió su primer trabajo de lo que él realmente había estudiado. Entró en la plantilla de Sisteplant, una ingeniería vizcaína especializada en transformar un negocio en la empresa del futuro, optimizando los procesos productivos, logísticos y organizativos en la industria.

Siempre ha trabajado en el servicio posventa de la compañía, «que no sólo atiende las necesidades del cliente, sino que además asesora en desarrollos de programación». Tras siete años en este departamento ha dado un salto, un paso de gigante hacia México donde sigue dando soporte en este servicio posventa. Pero Cavadas llegó con varios objetivos claros: «Implantar procedimientos de España y aumentar el nivel técnico. Me han encomendado formar también a directores de proyectos», explica este vasco desde la oficina de Sisteplant en Querétaro.

Meses antes de volar a México, Cavadas planificó su viaje en el plano laboral y en lo referido al papeleo y solicitud de visado. «No ha sido muy complicado porque he venido a mesa puesta, ya que hay otros compañeros que llegaron antes y vivo en una casa alquilada que paga la empresa». La mayoría de sus vecinos son trabajadores de otras compañías internacionales, muchas de ellas vascas, destinadas a las ciudades mexicanas más seguras.

Su aterrizaje en DF fue sencillo porque iba acompañado de una persona habituada a volar al país azteca, pero sí guarda un recuerdo del vuelo. «Llegamos de madrugada, miraba a un lado y a otro del avión y las luces no se acababan. Pensé esto es enorme, dónde me estoy metiendo». En la primera media hora de trayecto de la capital a Querétaro, donde están la oficina de Sisteplant y su residencia, ya se dio cuenta del estado de constante ebullición que reina en México.

Poco a poco, este vizcaíno ha ido dejando atrás las ideas preconcebidas que tenía del país. «Pensamos que aquí son más vagos a la hora de trabajar y no es así, todo lo contrario. Lo que sí les falta es organización. Sí existen diferencias más bajas con España a mismo nivel de estudios», puntualiza. En cuanto a los horarios de trabajo también hay una mayor flexibilidad y más manga ancha. Otro estereotipo o imagen que se tiene de México es la inseguridad ciudadana. «DF es insegura, porque es enorme. Tan grande con veinte millones de habitantes, que un barrio es como una ciudad española. Así que también es lógico que haya más conflictos y ruido», argumenta. Hay ciertos estados que están marcados por problemas de drogas, pero al margen de ellos, la sensación es de total «normalidad».

Para Cavadas, esa tranquilidad se traduce en salidas con sus amigos, lo mismo mexicanos que extranjeros. Quedan para jugar un partido de fútbol o salir por la noche a una de sus macrodiscotecas. «Aquí no se lleva ir de bar en bar. Acudes a una gran sala de fiestas, te sientas en una mesa privada, y te empiezan a sacar botellas. La gente aquí es muy servicial, están muy encima tuyo».

Un lujo asumible ya que el nivel de vida no es caro, siempre que cuentes con formación académica. «Hay mucha diferencia entre los que han estudiado y los que no. Una persona con un título académico puede acceder a un trabajo con un sueldo digno pero, por ejemplo, un peón llega a cobrar 150 euros. Es fácil que esta gente acabe viviendo a la intemperie, no pueden sobrevivir con tan poco dinero». La mendicidad es una presencia habitual en las calles.

A la hora de comparar las infraestructuras con las de España, «aquí tienen exactamente lo mismo, pero menos cuidado». Las carreteras tienen baches, cuando vas andando por las aceras tienes que mirar a todos lados porque están picadas». A excepción del centro de Querétaro, que es Patrimonio Histórico de la Humanidad, el resto está todo levantado. De haberlo sabido antes, este vizcaíno hubiera pedido un para moverse por la ciudad. «Te tienes que mover andando o en taxi porque hay muchas líneas de buses, pero no están marcadas, y los conductores son auténticos kamikazes de la carretera. Además los horarios no son fijos».

La experiencia está siendo muy enriquecedora, «pero mi estabilidad está en Bilbao». Tiene hasta finales de año para analizar resultados y ver si necesita prolongar su estancia allí o, si por el contrario, vuelve a casa.

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