Por Josué Karim Moreno. Enviado
Montreal, 18 Jul (Notimex).- La cerveza, una de las bebidas más populares alrededor del mundo, es otra de las formas para recorrer las calles, admirar la arquitectura y conocer mejor a las personas en Montreal.
Se trata de una ciudad calurosa durante el verano, con temperaturas que van desde los 13 hasta los 29 grados centígrados, lo cual contrasta con el invierno y sus temperaturas bajo cero, por lo que la cerveza es una forma usual para mitigar el calor.
Montreal es la ciudad más grande de la provincia de Québec y la segunda más poblada de Canadá, con poco más de un millón 698 mil habitantes, así como uno de los centros comerciales e industriales más importantes del norte de América.
De acuerdo con estadísticas del Departamento de Agricultura y Agroalimentos de Canadá, el año pasado los canadienses consumieron 22 millones de hectolitros de cerveza, con un consumo per cápita de 70 litros por año, muy similar al de México, de 61 litros por persona.
Mientras que el número de cervecerías registradas en todo Canadá creció en casi 70 por ciento durante los últimos cinco años, y llegó a 520 cerveceras instaladas en 2014, con casi más de la mitad de ellas ubicadas en las provincias de Ontario y Québec, principalmente.
Específicamente, Québec registró durante el año pasado 140 cerveceras instaladas en toda la provincia, lo que significó un aumento de 7.7 por ciento respecto a 2013, y es uno de los destinos con el mayor número de plantas en todo Canadá.
Por lo que, debido a la importancia de esta bebida para la región, es usual que en los bares y restaurantes se pueda degustar desde cervezas comerciales, como las variedades que ofrecen las cervecerías Molson y Labbat, hasta locales con venta de cerveza artesanal.
Una de las zonas que alberga los mejores bares con venta de cerveza artesanal en todo Montreal es el Barrio Latino, en donde además se pueden hacer recorridos gastronómicos para conocer las variedades de este líquido espumoso y la comida, que destaca por su sabor y consistencia.
Entre ellos se encuentra el bar Saint-Bock, ubicado en la calle Saint-Denis, muy cerca del Boulevard Saint-Laurent, el cual es considerado uno de los mejores bares de cerveza de Montreal y que cuenta con un menú de 44 cervezas diferentes cada día.
En este bar se puede encontrar a una gran diversidad de gente, conversando en torno a un tarro de cerveza y a un plato de “poutine”, tradicional de Québec, elaborado normalmente con papas fritas, cubiertas con salsa de carne y cubos de queso cheddar derretido.
Además, el Saint-Bock cuenta con una “Biblia de la Cerveza”, la cual incluye un menú con más de 600 variedades de esta bebida, provenientes de diversas partes del mundo, como Bélgica, Suiza, Alemania, Escocia, Dinamarca, Italia, Alemania, Francia y Estados Unidos, entre otros países.
En el Barrio Latino también se puede encontrar el bar L’amère à Boire (amarga para beber), en la calle Saint-Denis, en donde se realizan catas con diferentes tipos de quesos, acompañados de diversas variedades de cervezas, como la Hefe Weizen, elaborada con trigo.
Mientras que en el bar Benelux, en la calle Sherbrooke Oeste, existe una diversidad de estilos de cerveza, entre las que destaca Les Voleurs (los ladrones), una bebida elaborada con miel de temporada y una mezcla de hierbas, excelente para maridar con chocolates.
A unas calles de este último bar está el boulevard Saint-Laurent, una de las calles principales de Montreal y que divide a la ciudad por la mitad, en donde el mes pasado se realizó el festival Mural a lo largo de 11 días, que recibió a más de un millón 400 mil turistas.
Al recorrer dicha avenida se puede encontrar en las paredes y en los muros de comercios y casas habitación, más de 50 murales de gran tamaño y de gran colorido, realizados por más de 20 artistas internacionales.
Caminando hacia el sur por esta misma calle se puede llegar al río Saint-Laurent, en donde se encuentra el viejo puerto, el cual fungió como centro de intercambio para el comercio de diversas mercancías en el siglo VXII, y que ahora tiene una finalidad meramente turística.
Ahí se pueden realizar recorridos en barco por el río, así como disfrutar de cervezas con un ligero sabor a maple durante el trayecto, para observar el paisaje del viejo Montreal o visitar la Plage de´l Horloge (Playa del reloj), un punto diseñado para tomar el sol durante el verano.
Otro de los lugares que los turistas no pueden dejar de visitar en el viejo Montreal es la plaza de armas, en donde se ubica la basílica de Notre-Dame (Nuestra Señora), una construcción neogótica diseñada por franceses, que alberga una gran colección de arte sacro del siglo XVII al XX.
Mientras que enfrente de la basílica se ubica la antigua sede del Banco de Montreal, un edificio construido en 1847 del periodo victoriano, y que en su interior alberga un pequeño museo en donde se puede contemplar una extensa colección de monedas y billetes.
En tanto que el centro de la plaza de armas alberga una estatua de uno de los fundadores de Montreal, Paul Chomedey de Maisonneuve, un militar y explorador francés que se asentó y trabajó en las primeras construcciones de la ciudad, en 1641.
De acuerdo con el gobierno de Canadá, alrededor de 151 mil turistas mexicanos visitaron dicho país en 2013, lo que representó un crecimiento de 6.3 por ciento respecto al año anterior, y las provincias más visitadas fueron British Columbia, Ontario y Quebec.
Mientras que en 2013, Canadá recibió 78 mil solicitudes de visa de turista, de las cuales se aprobaron 92 por ciento, con un tiempo promedio de procesamiento para las solicitudes de 10 días, aproximadamente.
Recientemente, el gobierno anunció el ingreso de México al programa Autorización Electrónica de Viaje, que permitirá a los mexicanos ingresar libremente a territorio canadiense, la cual comenzará a funcionar durante el primer trimestre de 2016.
De acuerdo con esta medida, aquellos mexicanos que hayan tenido visa canadiense durante los últimos diez años, o que cuenten con una visa de turista para entrar a Estados Unidos, quedarán exentos de trámites para viajar a Canadá y poder disfrutar de su gente, de su cultura, de sus paisajes y sobre todo, de su excelente cerveza.