Aunque este año no han acudido todavía, el verano pasado el Bar Moncho se convirtió en el punto de encuentro en el que el multimillonario Carlos Slim y su anfitrión Vazquez Raña compartían la tarde.
“Por norma toman agua, aunque alguna vez varían”, explica Moncho, que quiere ser discreto. Algún capricho más se da, y merecido, el hombre más rico del mundo que, al menos el año pasado, demostró que le gustaba algo tan sencillo como los helados. “No se pelean por pagar”, responde ante la pregunta de quién abona la cuenta cuando se reúnen. “Unas veces uno, otras otro, eso da igual, se turnan”.
Pero además de una consumición, lo que reúne a Slim y a Vázquez Raña son las partidas de dominó “en las que juegan como amigos”, señala el propietario de su bar de cabecera en Avión.
Parece que el verano en Avión se está instalando como tradición para Slim y, mientras, los poco más de 2.000 habitantes que residen en esta localidad reconocen que no es lo “normal” cruzarse con algunos de los hombres más ricos del planeta pero que “después de tantos años ya es más natural”, según aseguran algunos de los residentes y hosteleros de la zona.
Otro de los bares de la localidad insiste en esta idea de cercanía que transmiten los dueños de estas grandes fortuna. Tal vez haber trabajado duro para conseguir lo que se tiene se la clave a la hora de mantener la perspectiva. Aseguran que son personas que “viven mucho su vida sin molestar a los demás en el día a día”.