El pontecesureño Francisco D.A. y el padronés Secundino T. Ch. con muy conocidos en Pontecesures, donde suelen deambular por las calles, si bien pro separado. Aquella tarde de agosto tras el revuelo y la confusión creados por los gritos de la niña, abandonaron el lugar cada uno por su lado. Francisco fue localizado de inmediato en los alrededores de la zona por la Guardia Civil, mientras que Secundino, que se metió en un bar cercano, fue localizado pro la familia de la niña, en concreto su madre y algunos vecinos de la zona. La niña lo identificó como uno de los dos hombres que la habían asaltado y, para evitar el altercado en ciernes, se ocultó en el cuarto de baño. Sólo salió cuando llegó una patrulla de la Benemérita. Numerosos testigos aseguraban que no habían tocamiento alguno, aunque uno de los hombres pudo dirigirse a la pequeña y decirle algo que no le gustó.