Un vendedor que supuestamente trabaja para una tienda cántabra de electrodomésticos ha venido a Burgos con el propósito de hacer el agosto en pleno invierno a costa de la confianza de quienes están tras la barra. La semana pasada se presentó en varios establecimientos de la capital con una oferta única, que «solo iba a durar 15 días», bajo el brazo. La de una televisión LG con pantalla LED de 60 pulgadas por la módica cantidad de 1.890 euros, en una propuesta «solo dirigida al sector hostelero».
Uno de los empresarios que aceptó y compró la tele supo después que el modelo que luce en su bar no es el mismo que el que le presentó el comercial. Le instalaron un aparato del mismo tamaño y de la misma marca, pero de plasma. En cualquier tienda cuesta menos de 900 euros y en Electrodomésticos Vicente la venden por 834,90, incluida la instalación. O sea, que el vendedor que estos días se encuentra por la provincia iba a sacar un beneficio por cada televisión de más de 1.000 euros. Este periódico ha podido saber que ha vendido más, si bien las ‘víctimas’ ocultan su nombre.
¿Cómo se descubre el engaño? El comercial acudió al bar Siglo XX para llevar a cabo su presentación. Sacó un folleto con varios modelos y señaló el que estaba de oferta para la hostelería, una LG, modelo 60LA860V, pantalla LED. El dueño del establecimiento se puso en contacto con un amigo suyo experto en imagen y sonido, le dio la referencia y le comentó que se la dejaban en 1.890 euros con la instalación incluida. Tomó los datos y buceó en internet para comprobar cuánto costaba. La más barata la encontró en el portal redcoon.es y salía por 2.299 euros. Sospechó que podría tratarse de un engaño y así se lo hizo saber a su amigo.
Durante la visita, que tuvo lugar el viernes pasado por la mañana, el comercial presumió de haber colocado más televisiones en Burgos y le dio el nombre de un establecimiento de la zona centro, cuyo dueño prefiere mantenerse en el anonimato. Ese mismo día por la tarde el dueño del bar Siglo XX y su amigo acudieron a ver a este hostelero y preguntaron por su tele nueva. Buscaron sus características trasteando con el mando a distancia y cuál fue su sorpresa (o no tanta) cuando descubrieron que se trataba de un modelo distinto al que realmente le habían ofertado, una LG 60PH670S, mucho más barata.
El perjudicado se puso en contacto rápidamente con el vendedor, pero no dio con él en el teléfono móvil. Llamó a la tienda santanderina y le dijeron que le responderían. No aceptará una rebaja del precio, solo que se lleven el aparato que le han colocado y le instalen el auténtico o que le devuelvan todo el dinero. Si no, acudirá a la Comisaría de Policía.
¿Se trata de una estafa a gran escala? Las personas con las que ha hablado este periódico dicen que «tiene toda la pinta». Hacen un llamamiento a los hosteleros que en los últimos días han adquirido una televisión por este procedimiento con el fin de que comprueben que les han instalado la auténtica y no les han timado.
No es sencillo darse cuenta, pues el aspecto exterior de la tele que terminan instalando «es casi idéntico al que te presentan en el folleto». El hostelero que aceptó la oferta dice que no le dieron copia de los papeles que firmó por la compra. En todo caso, sospechan que pudo estampar su nombre en un documento en el que apareciera el modelo de la tele que le pusieron, «porque uno está en la barra, atendiendo a la gente, y no se para a mirar la letra pequeña».