La necesidad de abrir puertas con celeridad para encarar una inversión y la obligación de los técnicos municipales de ser escrupulosos en el cumplimiento de la Ley vuelven a chocar. En este caso a cuenta del bar Qué Thomas, abierto desde hace meses en la calle Guardia Civil y heredero de los que antes existieron en Reyes Católicos y Alonso Martínez.
En la Comisión de Licencias de la pasada semana la oposición volvió a preguntar por el expediente que se instruye en el área sobre este local, al que se han incorporado algunas denuncias vecinales relacionadas, sobre todo, con la instalación de una terraza interior. El lugar que ocupa perteneció a una constructora (Jopisa) que contaba con un proyecto aprobado y la licencia concedida para abrir una cafetería. Sin embargo, y según sostienen los técnicos, se solicitó la transmisión de la licencia pero se adulteraron significativamente las condiciones del establecimiento.
Entre otras cosas, aseguran, se incrementó la superficie del bar en un 48%, se instaló una terraza fija en un patio interior y se colocaron elementos en la fachada que incumplen la normativa y constituyen un peligro para las personas invidentes. Dado que el proyecto (sobre todo en lo que afecta al incremento de superficie) no es el original ya admitido, en Licencias consideran que se debió presentar uno completamente nuevo.
Eso no se hizo y se decretó el cierre, pero se ha incumplido la orden, según fuentes de la Concejalía y de la oposición. «Ahora el paso es precintarlo y, si rompe el precinto, cortar los suministros», continúan las mismas fuentes. Al no haberse aprobado el nuevo proyecto y concedido la licencia ambiental conforme a esos planos, no existe permiso para abrir.

En proceso

El propietario del establecimiento, Rubén Hermoso, explicó a DB que, efectivamente, «se nos decretó un cierre porque decían que no cumplíamos» algunas ordenanzas. Sin embargo, asegura que ya se han registrado los nuevos planos en el Ayuntamiento y que la cubierta fija de la terraza y los elementos de la fachada serán retirados «en cuanto mejore un poco el tiempo».
El aparejador que realizó el proyecto también apunta a que «todavía no han informado el proyecto a pesar de que lo tienen hace semanas y de que se cumplen todas las normativas», con la salvedad de los elementos que habrán de ser retirados.
Además, discrepa del incremento de superficie que detectan los técnicos informantes y cree que las denuncias vecinales han despertado el celo de los funcionarios, a los que presuntamente se informó tiempo atrás de las modificaciones previstas al proyecto inicial.