El episodio fue denunciado ante el Ministerio Público de la Acusación por parte del joven que el sábado a la noche fue a bailar con sus amigos a este tradicional bar del macrocentro. “Un amigo se puso a hablar con una chica llamada Agustina. Hubo un malentendido por lo que fue a llamar a un patovica”, según expresa la denuncia. Al parecer, del intercambio verbal la adolescente habría sentenciado: “Si querés, te hago echar”.
Al amigo de Correa se le acercaron dos hombre fornidos vestidos con remeras negras y jeans: mientras uno lo agarró del cuello y lo llevó fuera del boliche, el restante lo golpeaba.
“Cuando veo la situación me acerco a estos dos hombres para pedirles que no lo golpeen, que lo saquen pero que no le peguen. Y cuando llegamos a la entrada uno de ellos comienza a pegarme, me da en la boca, provocando que me caiga al piso. Perdí el conocimiento. Me desperté en la calle frente al boliche y un amigo me estaba limpiando la sangre”, narró el denunciante.
Según reconoció, no era la primera vez que este joven iba al Bar del Mar. Por el contrario se consideraba habitué y “hasta llegué a poner música”, recordó. También tenía un conocimiento previo de los patovicas agresores.
Después del brutal ataque, Correa sufrió un corte en el labio, cortes en el interior de la boca, dos dientes flojos, moretones en el brazo izquierdo, lastimaduras en la nariz, hematomas en la cabeza y un corte detrás de la oreja.
“Los patovicas apenas terminaron de golpearnos se metieron rápidamente dentro del boliche”, dijo el agredido para resaltar que dentro del boliche “hay cámaras de seguridad, y también en la zona. Es mi deseo que se manden a pedir”.
En la denuncia ante los fiscales, Correa presentó a tres amigos como testigos del hecho y hasta un número de teléfono de quien sería el dueño del local. “Estuvo presente esa noche y no hizo nada por frenar a sus empleados”, subrayó.
Tras las repercusiones del caso Gerardo Escobar –quien luego de ser visto por última vez en el boliche La Tienda, apareció muerto en el Paraná- los padres del joven golpeado, hicieron una reflexión final: “Nuestro hijo está acá con nosotros y no flotando en el río”.