Carolina G. MENÉNDEZ
Sartén de patatas con callos y huevos de codorniz, zamburiñas en salsa, tournedó de fariñón, tosta de berenjena con cecina y queso azul o causa de marmitaco. Estas son algunas de las tapas que pueden degustarse en la novena edición de la Semana de la tapa de Avilés. Medio centenar de bares y restaurantes se han sumado a esta iniciativa gastronómica que concluye hoy, domingo,
“Vivo en Santander pero este fin de semana estoy de visita familiar en Avilés y aprovecho a probar algunas de las tapas de los bares del centro. Hasta ahora tomé dos y he de decir que me han sorprendido tanto en el sabor como en la presentación; muy buenas”, señalaba ayer José Manuel Toscal nada más abandonar uno de los establecimientos de hostelería de la calle Galiana.
A pocos metros de distancia, Ildefonso García Valdés, acompañado de sus hijas, se disponía a entrar en un bar para “dejarme sorprender por la tapa que ofrecen”, decía a las puertas del local. “Me parece muy acertada esta idea de dedicar una semana a las tapas porque a los ciudadanos de a pie nos permite acceder a platos de alta cocina pero a precios asequibles. No están los tiempos como para despilfarrar el dinero”, añadía.
Precisamente el módico precio de estos pequeños bocados -en torno a dos euros de media- es la explicación que ofrecen los hosteleros al éxito de las jornadas. “La gente quiere gastar poco y esta Semana de la tapa nos ayuda a levantar o al menos mantener el verano con los clientes habituales y también con otros nuevos”, apunta Rober Gálvez, del bar Llamber, uno de los cincuenta negocios que participan en esta cita gastronómica anual.
Muy satisfecho ante los resultados de venta de días pasados se mostraba ayer Jesús López, de la taberna La Bellota: “Esto va viento en popa; la fecha es buena, el tiempo nos está acompañando y la gente se mueve, sobre todo en el fin de semana, de bar en bar siguiendo la ruta. Es bueno que participen muchos locales porque así la oferta es mayor”. Este establecimiento de la plaza de Álvarez Acebal presenta a sus clientes un cucurucho de jamón ibérico con bacalao y verduras que “parece que está gustando. Intentamos crear algo original”, añade.
Igualmente complacido con la acogida que está teniendo la tapa que proponen a sus clientes – un tournedó de fariñón de Candás- se manifiesta Rubén Junquera Alcorta, cocinero de La Dársena. “Está funcionando muy bien y tenemos clientes que no son habituales, que vienen a probar la tapa y, de paso, conocen el local, la terraza y el tipo de cocina que hacemos”, apuntó el autor del pincho, de “sabor muy asturiano y que incluye fariñón, muy típico de Candás y poco conocido fuera del concejo”.
Frente a los profesionales de la hostelería que han visto aumentar su clientela estos días -“porque jornadas de este tipo sacan a la gente de casa”, según Justo García, de la sidrería Yumay-, hay quienes consideran que la concurrencia del público no ha sido muy alta. “Va regulín regulán. Este año no fue un éxito quizás porque en estas fechas las familias tienen muchos gastos con el comienzo de las clases y la compra de libros. No hay dinero para todo: se juntan los colegios y la crisis” , señaló José Ángel Artime, conocido como José Pin, de la sidrería Casa Lin.