Posada (Llanes), E. G. CEA
En Posada de Llanes la canción ochentera de “Gabinete Caligari” que loaba a los bares cobra vida a diario: la localidad suma 18 bares y locales de restrauración, uno por cada 50 habitantes. Y eso que la crisis se ha llevado a unos cuantos por delante. De hecho Posada llegó a sumar una treintena de locales de copas y restauración (incluidas dos discotecas y dos clubes de alterne) a finales de los setenta. Han desaparecido algunos históricos, como el bar de Monito, el Urraca, que dio nombre al equipo de fútbol local o el Alejo, auténtico templo de la xíriga, el argot de los tejeros. Pero la villa de Posada Herrera sigue pujante en materia de bares.
Desde 2000 Fernando Santoveña regenta la cafetería Los Ángeles y desde 2011 la cervecería El Corner. Padres, tíos, primos y hermanos de Fernando forman parte de la gran familia de ambos negocios. Ideas como la ruta de pinchos de se celebra todos los viernes entre las ocho y las once de la noche, ayudan a dar vida a los negocios de hostelería y a compartir clientela. En la cafetería Los Ángeles, repleta de bufandas de todos los equipos de fútbol del mundo, las cañas durante los partidos del Sporting o de la selección se cobran a un euro. Por las tardes hacen un bizcocho y lo reparten entre la clientela. “Hoy en día el trato familiar y ofrecer precios ajustados es indispensable”, sostiene Santoveña.
Eva Bulnes charla amigablemente con una clienta. El trato cercano es, según relata, una de las fórmulas del éxito. La cafetería Pub Becker, que regenta en compañía de su hermana Ángeles, es uno de los locales más emblemáticos de todo el concejo. Fue en su día una de las primeras discotecas de la comarca. Funciona desde hace 40 años cuando lo abrió la madre de ambas, Marcelina Santoveña. “La gente de Posada es muy de bares. En verano hay más clientela pero en invierno se sale mucho más por aquí que por ejemplo en Llanes”, dice Eva.
La imaginación para que el negocio funcione es fundamental: “cada poco organizamos fiestas”, sostiene. La crisis que tanto ha mermado a este tipo de negocios, se ha soportado mejor en Posada. “Aquí el golpe fuerte lo empezamos a notar hace tres años. Hace cinco fui a Madrid y este tipo de negocios estaban muy maltrechos. Sin embargo aquí seguían funcionando de maravilla”, resalta Eva.”¿Cómo capeamos ahora el temporal? Esa es la pregunta del millón. Supongo que con imaginación”, señaló.
Desde abril de 2013 Miguel Naves lleva el bar restaurante Acuario, que compagina con la gestión del San Pelayo, en Niembru.”Para soportar mejor la crisis buscamos un complemento. Me gusta Posada por el movimiento que tiene a diario”, reconoce. La homogeneidad de una clientela que se mantiene fiel a los bares todo el año explica el éxito de estos establecimientos en la localidad. Iniciativas como la ruta de pinchos de los viernes ayudan a caldear el ambiente. A eso hay que sumar, según explica Naves, “el trato profesional la educación y discreción más calidad, cantidad y precios ajustados”. La fórmula parece sencilla. En Posada, funciona.