La propietaria del ‘Restaurante Nuevo Segoviano’ de Santander, Shirley Martínez, ha reabierto un nuevo local hostelero en la capital de Cantabria: ‘Café Sol Tapas Bar’, ubicado en la tradicional calle Santa Lucía nº 32. Luis Velasco, del citado restaurante, es también el asesor de cocina del recinto, que en su acto de inauguración registró un espectacular lleno. ‘Café Sol Tapas Bar’ está profesionalmente, por tanto, en muy buenas manos.
En declaraciones a El Diario Montañés, Luis precisaba que «le hemos dado un cambio completo a este local, que es un gran clásico de Santander. Para hacerlo nos hemos adaptado a la demanda y evolución de los clientes en los tiempos actuales. Lo planteamos para diversas etapas del día. Por la mañana, con desayunos (cafés, pinchos, etc.); a mediodía como espacio típico para los aperitivos; por la tarde, de picoteo y por la noche con cambio de ambiente para que el público pueda tomar una copa a gusto tanto dentro como fuera». Un gintonic, un mojito, un cóctail.
El recinto, que abre a las 07.30 h., tiene amplia capacidad. Dispone de dos terrazas, mesas con sillas e incluso preciosos sofás antiguos restaurados. Su decoración es original y plantea una entrañable mirada al pasado: hay una radio antigua, un teléfono con carcasa de plástico, cajas con sifones e incluso bases de las antiquísimas e inolvidables máquinas de coser, reconvertidas en mesas.
‘Café Sol Tapas Bar’ ofrece auténticas delicias para el paladar. Por ejemplo, ceviche de camarón, que contiene cebolla roja, lima, vinagre, cilantro, langostinos, tomate y leche de coco.
Y, además, ensaladas, quesos, mejillones, jamón, etc. Y en postres, tarta de manzana, de queso, de chocolate y nata. Todo, de elaboración casera y a estupendos precios, aspecto siempre clave para que la gente se anime a salir de casa.
«Aquí el precio nunca será un obstáculo para el cliente. Al contrario: nos adaptamos a la realidad económica actual, somos muy conscientes de ella. Queremos que nuestros visitantes se sientan entre nosotros como en el salón o en la cocina de su casa», concluía Luis.