(CABA) Hubo un tiempo, que parece olvidado pero en realidad no es tan lejano, en el que no había Whatsapp que consultar, ni Twitter que actualizar, ni siquiera un juego de la serpiente que intentar completar. Era un tiempo sin móviles pero con mechero, palillos, servilletas y paquetes de tabaco, y ante los plantones de parejas y amigos, la espera en los bares se debía pasar a base de habilidad, paciencia y bastante permisividad de los camareros.