Reclamaron justicia por el crimen de Trasante

La tarde de ayer unas cien personas caminaron por la peatonal Córdoba llevando frente a ellos dos pancartas. Una decía “Dios, dale seguridad y paz a mi ciudad”. Y la otra, “Justicia para Jairo Trasante”. Por ese joven asesinado se habían convocado frente al bar Chiringo, en Dorrego 1049, y marcharon hasta el cruce de las peatonales para realizar allí un acto de recuerdo y en reclamo de seguridad. En su andar, la gente también cantó consignas referentes al triple crimen de Villa Moreno ya que Jairo era hermano de Jeremías Trasante, uno de los chicos asesinados por una banda narco el 1º de enero de 2012 en Moreno y Presidente Quintana.

El pastor evangélico Eduardo Trasante, quien con una entereza admirable encabezó cada una de las marchas en reclamo por la muerte de sus dos hijos, expresó ayer a La Capital que “la investigación por la muerte de Jairo avanza. La semana que pasó un testigo ocular dijo que la misma persona que está detenida fue la que disparó sobre mi hijo y quien manejaba el auto que lo persiguió en la moto. El fiscal dice que el tema se está aclarando”, aseguró.

Jairo fue asesinado la madrugada del 2 de febrero pasado en Zeballos y Dorrego luego de una pelea que empezó dentro del boliche Chiringo, en Dorrego y San Luis. La gresca, entre empujones y patadas, se extendió a la vereda y eso fue aprovechado por el adolescente para alejarse del lugar con un amigo a bordo de una moto. Pero fueron perseguido por los ocupantes de un auto, aprentemente un utilitario 4×4 o un Renault Sandero desde dónde les dispararon.

En este contexto, el pasado 21 de febrero un hombre de 30 años fue detenido en Pérez sospechado de ser el conductor del vehículo. Además en ese marco se incautó un Renault Sandero que estaba en un taller de chapería y pintura y se especuló que podría haber sido usado en la persecución a Jairo. Una fuente policial señaló que el vehículo tenía huellas de piedrazos del día de la gresca. Sin embargo, quien gatilló los balazos mortales aún no había sido identificado, lo que según contó Trasante durante la marcha de ayer recién ocurrió la semana pasada.

Jairo trabajaba en las oficinas que el Centro de Acceso a la Justicia (CAJ) de la Nación instaló en villa Moreno después del triple crimen. Allí, dijo su padre, “se capacitaba para ayudar a la gente del barrio facilitándole turnos y pensando en capacitaciones”.

Condena justa. La última noche de su vida Jairo fue con amigos al bar Chiringo y allí habría tenido problemas con varias personas, entre ellas quienes minutos después le dieron muerte. “Confiamos en la Justicia y pedimos una condena justa. Si se confirma que el detenido es realmente el asesino, en las próximas dos semanas se aceleraría la investigación. Caminamos hacia el corazón de la ciudad y oramos, pedimos a Dios por Rosario y sus gobernantes. Si Dios interviene en la ciudad y en el corazón de quienes nos gobiernan todo estará mejor”, dijo Trasante.

Ayer se cumplieron tres meses de la muerte de Jairo y se dio la casualidad de que el aniversario cayera en un fin de semana largo. La marcha estaba compuesta básicamente por amigos del joven asesinado y de su hermano Jeremías además de integrantes del “Frente Darío Santillán”, una agrupación que realiza trabajos sociales y de base política en la villa Moreno y otros barrios de la ciudad.

En un volante se exigía la condena ejemplificadora para el asesino del chico y el cierre definitivo del bar Chiringo. Mientras la marcha atravesaba la peatonal se repartían entre los transeúntes que, sorprendidos, lo leían atentamente o lo sostenían como un papel importante. Casi nadie lo tiró sin leerlo.

Los bombos y una improvisada batucada interpretaban cantos murgueros que, en referencia a la muerte de Jeremías Trasante, sus amigos entonaban a voz en cuello: “Yuta, transa y asesina, las balas que tiraste van a volver”, decían. Pero el marco que Trasante le quiso dar a la convocatoria fue otro. Varios carteles pedían por Dios y su misericordia y el acto central, en Córdoba y San Martín, comenzó con una música que invocaba a Dios.

Trasante, en su alocución, sostuvo: “Es necesario tener fe y pedir a Dios por la ciudad y por nuestros hijos”. Luego hablaron algunos amigos de los chicos y allegados a la lucha que encabezó la familia.

 

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