De los nuevos fichajes uno comenta que “no son mejores que el año pasado. Uli Dávila, que si viene del Chelsea, Ayoze venía de María Jiménez, pero no hay color. Y Albizua es bueno, pero Bruno era un poco mejor”. En cuanto al entrenador blanquiazul, comenta otro, “no sabe que si metemos un gol más que el rival ganamos. Va a que no nos metan y nosotros a meter un gol de casualidad, porque poco más hacemos”.
Con mi desayuno finalizado, y sin poder pegarle un repaso a la prensa porque ésta estaba ocupada por estos, para mí, ‘sabios’ del CD Tenerife, entro al debate. ¿Y ante el Recreativo de Huelva qué haremos?, pregunto.
Me miran, medio se ríen y afirma uno en voz del resto “perder, ¿qué vamos a hacer?”, a lo que intento rebatir con “pero en el Heliodoro no nos van mal las cosas”, a lo que contesta el señor que más protagonismo había tenido en la charla, “hazme caso, vamos a perder. Regalaremos el gol típico que regalamos en cada partido, y por detrás en el marcador costará más. En casa, salvo contra Las Palmas, no hemos jugado bien, contra Oltra perderemos”.
Ellos lo pensaban, y yo salí del bar pensándolo también. El CD Tenerife ha perdido la confianza de la afición, que por esto no deja de ser afición fiel y leal. Quizás son críticos, algo que a día de hoy creo que dentro del club se debería ser más, y no solo en lo deportivo.