“Salir se convirtió en un lujo. Demanda mucho presupuesto y la gente sale cada vez menos”, dice Esteban, que está como encargado de un reconocido bar y hace 15 años trabaja en el rubro. Afirma que las salidas fueron recortadas sobre todo durante la semana.
“Antes íbamos a un bar y después salíamos a bailar. Si lo hacemos ahora es una locura lo que se gasta. Sólo en bebida se te van $400 fácil”, dice Sebastián
“Antes las chicas venían a cenar para quedarse con el box toda la noche. Ahora entran, preguntan por alguna promoción y si no hay ninguna, se van”, cuenta el encargado.
Aunque la diferencia de precio de la bebida en un bar y en un supermercado se mantiene igual que otros años, con la inflación los valores se dispararon y el costo de los tragos se fue volviendo cada vez más significativos en relación al salario.
Los tragos arrancan desde los $50. Si a la bebida se le suma un plato de comida ($130), más la entrada a un boliche (unos $100), la noche puede llevarse unos $600, sin gastos extravagantes.
Clara Pocai (20), Sofía Schieck (21) y Santina Paradiso (21) toman cerveza en un bar, y cuentan que a diferencia de otras épocas en las que salían varios días de la semana, ahora eligen sólo uno, y a veces ni siquiera: “Nos juntamos en una casa y amasamos pizzas y compramos la bebida en el supermercado. Pasa que está todo re caro. Buscamos las promociones. Y nunca compramos después de las nueve, porque te cobran más”, dice Clara.
Eugenio Bratas es encargado de un reconocido bar de cerveza artesanal y cuenta: “este año bajó la cantidad de gente que viene al bar, sobre todo se nota los días martes, miércoles y jueves”. Dice que los happy hour explotan, pero que cuando terminan “no queda nadie” en el local.
“Para los varones siempre es todo más caro. Nos gusta que nos inviten la primera cerveza pero las siguientes podemos pagarlas a medias. Nosotras no nos ofendemos”, se apiadan Clara, Sofía y Santina.
Sebastián y Matías Carrere (27), y Ramiro Sotes (27) toman cerveza en un bar. Cuentan que no salen como lo hacían antes. Ahora -aseguran- disminuyeron la cantidad de días y las horas de salidas. Extendieron las previas y se arman de estrategias para abaratar costos.
Buscan ir a lugares donde tengan algún conocido que los haga pasar gratis o persiguen las promociones. “Antes íbamos a un bar y después salíamos a bailar. Si lo hacemos ahora es una locura lo que se gasta. Sólo en bebida se te van $400 fácil”, dice Sebastián.
Para los varones suele resultar más difícil conseguir promoción. La mayoría de los bares ofrece descuentos para las mujeres. Muchas veces funcionan como gancho para atraer hombres al lugar. A esta dificultad, que atenta contra su economía, se le suma la vieja costumbre de “invitar” con un trago a la mujer que quieren conquistar. Entre baile y baile los gastos de una noche pueden dispararse.
“Pagar a medias no me gusta, pero cuando voy salir con una chica trato de que sea después de comer”, cuenta Sebastián, y dice que los gastos se incrementan si además hay que agregar un albergue transitorio, que puede costar unos $200.
“Para los varones siempre es todo más caro. Nos gusta que nos inviten la primera cerveza pero las siguientes podemos pagarlas a medias. Nosotras no nos ofendemos”, se apiadan Clara, Sofía y Santina.