Tal vez fue consecuencia de lo emotivo que se puso el gobernador Mariano González Zarur, quien casi explotó en llanto en la entrega de la presidencia de la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago)a su homólogo del Estado de México, Eruviel Ávila Villegas, lo que posiblemente orilló a que el secretario de gobierno, Ernesto Ordoñez Carrera ingiriera copas de más en un conocido restaurante de la capital del estado acompañado del titular de la Contraloría, Hugo René Temoltzin Carreto.
La fiesta que armó el secretario de gobierno en un bar de la capital del estado fue alrededor de las 20:00 horas y hasta morir, una vez que terminó sus ocupaciones y después de haber despedido a los mandatarios estatales que estuvieron en el estado para la cumbre de gobernadores en la que Mariano González entregó la presidencia de este organismo al ejecutivo mexiquense ante la presencia del presidente de la República, Enrique Peña Nieto.
Según relata uno de los allegados a los personajes ahí reunidos, Ordoñez Carrera presumió haber sido pieza clave durante la Conago, teniendo resultados acordes a lo esperado por lo que decidió festejar con los más allegados a Mariano dejando a un lado su investidura como el número dos en la agonizante administración estatal que encabeza quien alguna vez se declaró en la orfandad política.
Las copas hicieron su efecto, Napoleón se fue cansando y su ánimo fue menguando, el ron Matusalén estaba haciendo efecto y la combinación con un Buchanan´s terminó por apagar el protagonismo de Ordoñez Carrera que lucía no sólo en estado inconveniente, sino que inclusive se le dificultaba mantenerse en pie y acudir al mingitorio a realizar sus necesidades fisiológicas según relatan sus allegados.
Tal combinación y la excesiva ingesta de bebidas embriagantes llevaron a que Napoleón quedara tendido por un largo tiempo en la mesa del bar sin importar la representación que ostenta, dejando en evidencia no sólo el gusto por las bebidas embriagantes lo cual no es reprobable, sino la desfachatez y el desprecio por la sociedad tlaxcalteca que es quien paga sus lujosos gustos.
Conforme al relato la fiesta era amenizada por señoritas que gustan acompañar a los políticos como el caso de la amiga del alcalde “mión”, Miguel Ángel Covarrubias quien se encontraba haciendo compañía a los presentes, entre ellos Hugo René Temoltzin Carreto, personaje que nunca mostró señas de ingesta de alcohol y que a diferencia del secretario de gobierno mantuvo la compostura, demostrando mayor cordura que el Ordoñez Carrera y quizá tablas para hacer mejor el papel como secretario de gobierno.
Fue así como Napoleón mostró que no sólo Noé Rodríguez Roldan puede tomarse sus copas y despotricar, evidenciando que el poder en Tlaxcala no sólo se ejerce, sino se detenta y se presume, consumiendo en una noche bebidas que equivalen al salario mínimo mensual de por lo menos dos obreros.