30-08-2014 SELECCIONES MASCULINAS 2014
Postal de celular del lugar de los hechos, el Polski Pub
El fenómeno que protagoniza el voleibol en Polonia quedó probado de sobra este sábado 30 de agosto, en la que podrá ser considerada una fecha histórica para el deporte a nivel mundial. En el Estadio Nacional de Varsovia, utilizado habitualmente para el fútbol, 62 mil personas (nuevo record) vibraron con el triunfo local sobre Serbia en la apertura del Mundial 2014… Y varias más hicieron lo mismo a distancia. De eso se trata esto.
Precisamente, el fútbol es un punto clave de esta comparación. Cualquier argentino sabe de sobra lo que es sufrir en un bar siguiendo un partido de fútbol, que es el deporte más popular en los pagos. Entonces, aplicando una lógica de las más simples, si el vóley en Polonia le ganó por afano la pulseada al fútbol con ese partido, entonces era el espectáculo más digno de ver en un pub. Tal fue la misión en Cracovia.
Una vez terminada la jornada laboral en la sede del tremendo Grupo D mundialista, temprano en la tarde, el periodista armó su convoy y salió a buscar la sede ideal, junto a un fotógrafo serbio, Nenad, y una periodista polaca, Zuzanna. Al rato, se sumaría un compañero argento como Diego Soler. Pero eso viene después.
Con el sol cayendo, la comitiva cruzó el río Vístula, que corta la ciudad, en dirección a la plaza principal de Cracovia. Ahí, como se suele encontrar en muchos destinos europeos, el paisaje es una gran explanada de pavimento, con edificaciones centrales y, literalmente, varias decenas de bares alrededor. Todos con mesas al aire libre y, la mayoría, con una línea apuntando directamente al pasar de los transeúntes.
Por supuesto, en este caso el objetivo era otro: un bar con tele, ni más ni menos, que estuviera sintonizada en la transmisión del partido inaugural en Varsovia. Después de varias vueltas y con Zuzanna (la única con dominio de la lengua local) a cargo de pedir referencias a los mozos de por ahí, apareció en el horizonte el Polski Pub, el lugar indicado como la mejor opción.
Apenas entrados, los viajeros ya encontraron pruebas de lo que se vendría. Una enorme pantalla ya proyectaba las imágenes de una ceremonia inaugural a todo trapo y se sucedía en las entrevistas previas al partido, y todos los sillones ubicados delante estaban reservados para hinchas polacos que llegarían sobre la hora. Así, la alternativa fue alinear tres sillas en la barra, enfrente de cinco TV LED que, hasta ahí, pasaban un partidazo de la Premier League de Inglaterra (fútbol) entre Everton y Chelsea. Fue 6-3 para estos últimos, con incluso un par de mini-hooligans alentando, pero a la gran mayoría del bar no le importaba.
De hecho, en los últimos cinco minutos del fútbol, los hinchas ingleses fueron opacados por el vóley. Y eso que gritaron un gol, el sexto del Chelsea. Es que había empezado el ritual del vóley, con el ingreso de los polacos a la cancha en Varsovia cual campeones defensores de boxeo, flanqueados por porristas impactantes. Para cuando llegó el pitazo final en suelo británico, ya era todo vóley, con cervezas pasando raudamente y aplausos cerrados luego de un tremendo bloqueo de Michal Winiarski en el 12-9 del set inicial.
La única nota gris es que el partido, la verdad, no ayudó para nada. Serbia se amilanó ante el imponente marco y no jugó. Ni Atanasijevic, el tremendo opuesto, sacó la cara por el equipo. Eso desinfló un poquito el marco en el Polski Pub y, por supuesto, el ánimo de Nenad, que empezó a clamar por el regreso al hotel a mediados del segundo set. Había que quedarse de todas formas, para presenciar el final, y en el medio el periodista se dio el lujo de interactuar en un lenguaje mixto (10% polaco y 90% señas) con el barman, para renovar las bebidas.
Sin embargo, como Polonia caminó con comodidad al 3-0, a partir del punto 20 empezó a aparecer de nuevo esa energía estática en el aire. El alborozo volvió cuando Winiarski, la figura del partido, habilitó varios match ball para los suyos. Y, ahí, el toquecito sobrenatural que coronó la velada. Serbia rotó y Soler avisó: “Saque largo”. Podrascanin agarró la pelota, inició el movimiento… y, fácil, tres metros afuera. Triunfo, aplausos de nuevo en todos y desazón final para el amigo serbio. Que, encima, tiene que jugar contra nosotros en un par de días. Ya reservamos el bar.
Desde Cracovia, Sergio López
sergio@somosvoley.com