Trabajar en bares durante una buena parte de su adolescencia fue lo que lo impulsó a abrir uno propio, sin embargo los años de inseguridad que vivió la ciudad frenaron por un tiempo ese sueño.
Iván Herrera, es comunicólogo de profesión, pero lo suyo ahora es animar eventos sociales y atender su negocio junto con su esposa.
Lo hizo gracias al apoyo de su esposa, pues cuenta con su compañía para atender el negocio.
“Estudié comunicación y de la mano trabajé en bares desde los 18 años. Le vas agarrando el amor y sabor a esto y algo que he notado mucho es el cambio de concepto de salir que tiene ahora el joven”, comparte el propietario del Donkey’s Bar.
Herrera trabajó en los medios de comunicación durante nueve años, abandonó ese oficio y logró cristalizar un sueño que tenía en la cabeza desde hace más de diez años.
“Es un tema que se tiene que tratar mucho con la pareja, pues el hecho de tener un bar representa un temor para ella, pero también algo que favorece es que te autoemples en el negocio y cuidas las mermas, la calidad y la clientela”, afirmó.
Algo peculiar que tiene el bar es que ofrece a los jóvenes la oportunidad de curarse de las borracheras al día siguiente y esto ha sido una manera de reinventarse para estar en el gusto de la clientela.
“Uno tiene que buscar nuevas opciones, por ejemplo les doy la alternativa de ofrecerles menudo el domingo. Sabes que la gente toma por la noche y para la mañana es lo indicado para la cruda”, dice.
Pese a eso indicó que abrir un restaurante o bar representa resulta como arrojar una moneda al aire, puesto que nadie tiene asegurado nada y no todos lo tienen claro.
Recuerda que en los 10 meses que tiene, ha visto cerrar o cambiar de dueño a por lo menos cinco establecimientos del bulevar Independencia.
“La mayoría de la gente que pone un negocio quiere reponer la inversión en un mes y no es así, además de que para acreditarse con clientes necesitas por lo menos un año”, considera.
Iván Herrera sabe que el joven lagunero, a diferencia del Centro del país o de ciudades del norte como Monterrey, demanda una constante reinvención y creatividad de quienes lo atienden.
“Anteriormente el gusto era ir a la disco y ahorita lo que está pegando en el concepto restaurante-bar, donde tengan una botana o la cerveza y las bebidas”, dice.
“Nunca debes de estar viendo cómo le va a la competencia, al contrario debes pensar en tu comercio y tenerle fe”.
Reconoce que eso no es lo único que debe preocupar al que impulsa la idea, puesto también debe buscar cumplir con todos los lineamientos que exigen las autoridades locales para el funcionamiento.
En vísperas de cumplir su primer aniversario tiene un pensamiento positivo sobre el futuro de su establecimiento y le ha servido para sacar adelante a sus tres hijos (uno de ocho, otro de siete y uno más de cuatro años), así como su esposa.
Sugiere a quienes quieran abrir su propio negocio a que lo hagan con la asesoría necesaria, además de contar con un estudio de mercado.