Los herederos de Baltasar y Florinda, fundadores del bar El Perchas, son más positivos sobre el futuro del bar que Pilar y Vicente -que dejan el negocio tras más de 36 años al frente-, que comentaban que, aunque había muchos interesados en mantener el establecimiento abierto -“algunos con proyectos ya desarrollados”- avanzaban que iba a ser muy complicado que llegaran a buen fin porque las estrictas normativas municipales y de Sanidad obligaban a realizar una obra importante en un espacio muy reducido y limitado y “con pocas posibilidades”.

Esther, hija única del matrimonio que abrió el local, es la propietaria del bar, como explica su hijo Félix Iruzubieta. “Vicente es quién cogió en su momento el traspaso. Pagó la cantidad correspondiente por ese concepto y, desde entonces, ha abonado una renta mensual. Ahora que ha decidido jubilarse, tiene derecho a traspasarlo y cobrar lo que considere oportuno a aquel que esté interesado. Será el nuevo regente entonces el que pague la renta mensual a la propietaria”, aclara.

El 1 de enero entra en vigor la nueva Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) de 1994, que articuló una moratoria para la finalización de los alquileres de locales alquilados en virtud de la Ley de Arrendamientos de 1964. Por esa ley se actualizan los alquileres de renta antigua y se igualarán al precio de mercado. Pese a este cambio de normativa, que implica también una actualización de los alquileres, Félix considera que no es “una cuestión relevante” y cree que “alguien tomará las riendas” de un Perchas que está “en un lugar privilegiado, con una historia que le avala y en una calle Laurel que es garantía de éxito”.

Opina que “hay muchos establecimientos del mismo tamaño y más pequeños que son negocios prósperos”, por lo que no ve el cierre como algo natural. Eso sí, valora que “como no puede funcionar es como está hoy”. “Apenas se ha cambiado nada. Para mi abuela no era demasiado grato ver cómo su bar se iba conviertiendo con el paso de los años en uno de los más modestos de la calle por falta de mejoras. La fachada, que ha sido la única reforma importante, fue realizada por la comunidad y por la propietaria del local”, añade.

Por eso, razona que “quien sea el nuevo regente, deberá actualizarlo y buscar un modelo de negocio más real (Vicente ha adaptado los horarios de apertura a sus necesidades en los últimos tiempos) y similar a otros bares de la calle, con más oferta gastronómica, más trabajo y más rentabilidad”. Por último, muestra su deseo de que, si alguien se hace cargo de esta tercera edad del Perchas, sea “inteligente” y “conserve su idiosincrasia, con las necesarias actualizaciones”.