Fabin Prez dice que el municipio no lo deja trabajar y eso repercute en su estado de salud.
El dueño de un bar que fue clausurado el fin de semana se encadenó en el recinto del Concejo Municipal en reclamo de una prórroga de la sanción que le aplicó la Secretaría de Control municipal, por no poseer toda la documentación en regla.
“Tengo un local con amenización musical, por el que algunos vecinos se han quejado, que me cerraron los inspectores de (el titular de Control y Prevención Ciudadana, Pablo) Seghezzo, en un operativo que fue un atropello”, explicó Fabián Pérez, dueño del boliche ubicado en San Martín al 1400 que inició ayer, pasado el mediodía, una drástica protesta en el Palacio Vasallo. El comerciante se encadenó a uno de los sillones que suelen ocupar los concejales durante las sesiones, mientras aseguraba que no estaba dispuesto a deponer su actitud sin una respuesta a su problema.
Pérez aseguró que la decisión municipal de clausurarle el bar lo dejó sin trabajo y le afectó seriamente su estado de salud, de por sí delicado, ya que es portador de HIV. “Aunque les he pedido que me den un plazo para poder cumplir con la documentación y poder trabajar normalmente, he sido víctima del abuso de poder del personal de la GUM (Guardia Urbana Municipal) y la policía que no dejó circular libremente a mis clientes por la vereda”, señaló, al igual que lo había hecho la semana pasada, cuando tomó la misma medida de protesta en la puerta de una dependencia municipal, luego de la cual no obtuvo respuesta de los funcionarios.
El titular del bar ‘Púrpura’, acusó también a los funcionarios municipales de hacerlo objeto de una persecución. “En la misma situación que yo hay siete u ocho lugares en la ciudad, los tengo filmados, que no recibieron el mismo tratamiento que el mío”, afirmó. “Yo vivo en el bar, porque no puedo pagar el alquiler, y estoy enfermo, no puedo pasar otro fin de semana sin trabajar”, enfatizó.
Cerca de las 15, el bolichero se desencadenó gracias a la mediación de algunos ediles, y se retiró del recinto del Palacio Vasallo con la promesa de una reunión con la Dirección de Habilitaciones para hoy a la mañana.
La intervención de una concejal destrabó la situación
Mara Eugenia Schmuck consigui que Habilitaciones reciba al bolichero.
La edil radical María Eugenia Schmuck, casualmente la titular del asiento en el que se encadenó Pérez, intercedió ante el conflicto y convenció al hombre para que abandone su actitud y le prometió que podrá reunirse hoy con el director de Habilitaciones, Rodrigo Gutiérrez, para poner su documentación en regla y poder seguir trabajando.
“Nos comprometimos a que el director de Habilitaciones lo va a recibir mañana (por hoy) a las 9”, dijo Schmuck, quien junto a Sebastián Chale hicieron de mediadores para que el dueño del boliche se tranquilice.
La concejal declaró que el hombre pasa por una “situación complicada” y solicitó a las autoridades municipales que “tomen todas las contemplaciones” del caso. “Es un hombre racional que está buscando poder trabajar”, definió la radical.
Zamarini: “Este caso merece nuestra atención”
El presidente del cuerpo deliberativo, Miguel Zamarini, se ofreció para acercar a las partes en pugna –Pérez y el municipio- a fin de intentar lograr una solución al problema. Aunque admitió que la situación es muy grave, aseguró que la medida de protesta elegida por el bolichero “no es el camino para solucionar los conflictos”.
“Este caso merece nuestra atención, a pesar de que (Pérez) no entiende razones”, advirtió Zamarini en declaraciones radiales, a la vez que añadió: “No entendemos las razones por las que eligió el recinto del Concejo para hacer esto, si tiene un problema de habilitación éste no es el organismo que la otorgue ni que la quite”.
Antecedentes
El dueño del local ubicado en San Martín al 1400, había denunciado la semana pasada, antes de la clausura de su bar, que el municipio “no lo deja trabajar”, montando operativos de control en la puerta de su comercio para alejar a sus clientes.
Desesperado ante la falta de respuestas de funcionarios de la Secretaría de Control, decidió el pasado jueves tomar la drástica medida de encadenarse en la puerta de la dependencia municipal. Sin embargo, tampoco lo recibieron, y debió retirarse del lugar para no seguir poniendo en riesgo su delicado estado de salud.
Finalmente, y como le habían adelantado Guillermo Turrín, de la subsecretaría de Prevención y Seguridad Ciudadana, y Luciano Marinelli de Inspecciones, el sábado clausuraron su local. Al igual que sucede con Fabián, la situación de muchos pequeños bolicheros de la ciudad es cada vez más complicada. En el marco de la discusión por la modificación de la Ordenanza 7218 –de Espectáculos Públicos- se siguen sucediendo las denuncias de comerciantes que acusan al Ejecutivo local de aplicar a rajatabla la normativa vigente, vetusta e inadecuada para la nueva composición de la noche rosarina. Mientras tanto, el municipio parece seguir mirando para el costado.