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Un jubilado leonés de la Administración va a presentar una demanda contra Loterías y Apuestas del Estado, el organismo público que gestiona la lotería nacional, por un presunto ‘plagio’ de la idea del exitoso anuncio del Gordo de Navidad de este 2014. Una demanda que se prevé jugosa, de momento en cuantificación, debido a la viralidad del anuncio que todo el mundo conoce.
El anuncio principal del Gordo de Navidad de este año -que no es el único como se puede ver en elbardeantonio.es– es la historia de Manuel y Antonio, en la que Manuel va a felicitar al bar a Antonio por haber vendido el Gordo y se encuentra con que él también tiene uno gracias a que le guardó un décimo sin saberlo. Una emotiva historia que ha acumulado miles de parodias, multiplicando el efecto del anuncio.
Francisco Antonio Álvarez escribió una carta en 2004, publicada en el Diario de León, que contenía una historia moralizante con indudables puntos en común con la historia de Manolo en el bar de Antonio de la ficción publicitaria televisiva (que puedes leer más abajo). Entre ellos una historia de amistad que tiene un final feliz con un sorteo de loterías por el medio. Se trata de un relato que escribió Francisco Antonio Álvarez con un fin “moralizante”, y que ocurría en un bar real aunque ya cerrado en Veguellina de Órbigo. Este escritor aficionado considera que los puntos en común de su relato y el de la historia principal del Gordo de Navidad son demasiadas como para no pensar en una clara inspiración en su relato y demandará a Loterías y Apuestas del Estado el reconocimiento de la inspiración y la correspondiente indemnización por el hecho.
En conversación con ileon.com en el despacho de sus abogados – Francisco Guerra Conde Abogado – explica que al ver al anuncio recibió llamadas de varios amigos que se acordaba de su escrito publicado en 2004, “es clavado a lo que has escrito tú; yo creo que está prácticamente calcado”. La historia moralizante de este natural de Villoria de Órbigo sí tiene no obstante cierto tinte real, ya que un premio menor tocó en esa peña y pagaron a uno de los miembros que se había ausentado de la misma, aunque le pagaron lo que le correspondía menos sus deudas por las apuestas.
¿Y por qué escribió este relato Francisco Antonio Álvarez? La razón la explica y es muy simple, en esos momentos había leído en prensa varias veces de personas que se habían quedado décimos de sorteos compartidos y conociendo la historia de la peña de Veguellina optó por relatar de forma literaria la importancia de la amistad, incluso con cantidades de dinero de por medio.
La reclamación jurídica a realizar es por plagio, al considerar que se trata de una creación literaria que tiene un autor y unos derechos sobre ellos y se habría vulnerado la propiedad intelectual de Francisco Antonio Álvarez. Explican sus abogados que la reclamación irá en función de la “pérdida de oportunidad” y en función del alcance del plagio, que sería muy elevado debido al éxito del anuncio.
Ahora será un juez el que tenga que decidir si la autoría intelectual del anuncio se ha basado en el relato de Francisco Antonio Álvarez o no. Mientras tanto te dejamos con su carta publicada en 2004 -con permiso de su autor- para que puedas compararla con el anuncio del Gordo de Navidad de este año (que se encuentra más abajo) y sacar tus propias conclusiones:
(…) Hace quince año vivía yo en Veguellina de Órbigo y junto con otros cinco amigos formábamos una peña quinielística en el bar Christy, regentado por Ignacio. Allí pasaba yo mis mejores ratos de ocio jugando al mus o al rami con Fernando ‘El Zamorano’, Ignacio ‘El Tabernero’, Fradejas y tantos y tantos otros compañeros y amigos. De tarde en tarde nos tocaba algún premio cuyo dinero empleábamos en seguir jugando o, en el mejor de los casos, en una buena cena en el propio bar o eotro del mismo pueblo.
Hacía tres meses que yo abandoné el pueblo por cuestiones de trabajo y dejando de pagar mi cuota de mil pesetas al mes, me consideraba desentendido de la peña, cuando me entero por un familiar que le había tocado a mis antiguos compañeros nada menos que treinta millones de pesetas. De momento se me agolparon en la cabeza sentimientos dispares: sorpresa, emoción, rabia, envidia… pero también, por qué no decirlo, alegría. Al fin y al cabo seguían siendo mis amigos y algunos de ellos tenían incluso muchas más necesidades que yo.
Ese mismo sábado decidí volver al pueblo para felicitar a los cinco, vivir con ellos su alegría y que me invitaran a una cena como siempre habíamos hecho.
Nada más entrar al bar me encuentro a Ignacio y dándole un abrazo le digo: “Felicidades, sois millonarios!”. Me separó bruscamente y me dijo: “¿Cómo que sois?. Tú también lo eres. Hace tres meses que faltas, a mil pesetas, son tres mil, así que toma”. Y medio cuatro millones novencientas noventa y siete mil pesetas que tenía en un sobre a mi nombre. De nuevo le dí un abrazo y tardé algo más en separarme. Se me habían caído unas lágrimas que me avergonzaba mstrar.
Y esta es mi pequeña historia que no podía dejar de contar para ejemplo de aquellos que no saben apreciar que un amigo es el premio más grande que jamás nos puede tocar en la lotería de la vida.
Y el anuncio realizado por Loterías y Apuestas del Estado este año: