Un “oyster bar” o bar de ostras es la denominación para un
local gastronómico muy de moda actualmente en las grandes ciudades del mundo, cuya
especialidad son las mejores y más frescas ostras que puedan haber.
Generalmente estos negocios son una mezcla entre restaurante y
bar, con una importante barra donde se
consume este delicioso platillo acompañado de una copa de espumoso (ya no se
dice más espumante, ahora es espumoso). Otra característica de los “Oysters
Bars” es que las ostras están a la vista y el público puede corroborar su frescura
y cómo son preparadas.
Crizia, parece más restaurante que bar, ya que si bien tiene
una sobresaliente barra, según mi
modo de ver el salón, la amplia carta, y la formalidad, pueden más con el concepto de restaurante.
En noviembre cumplió nada más y nada menos que 10 años, edad
bastante difícil de alcanzar por los gastronómicos en estos tiempos.
Su chef ofrece una cocina de autor focalizada en el “producto
de estación”. Habrás escuchado hablar de este concepto tan de moda… “cocina de
producto”. Muchos ostentan con esto hoy
en día, pero pocos realmente lo implementan.
Cocina de producto significa que los platos que se ofrecen reivindican
la excelencia de las materias primas, resaltando sus cualidades y apenas
modificándolas. Esto se ve inevitablemente reflejado en la alta calidad de los
platos.
En Crizia la materia prima es fresca, sus ostras provienen de la Patagonia Argentina y no son de criadero,
sino extraídas manualmente de las rocas
cuando la marea se retira, por un productor que las abastece de forma
exclusiva. No superan las 48 horas fuera del mar. Son exhibidas en la barra del
restaurante, sobre hielo y con limón.
La ambientación
El clima es muy íntimo, diría ideal para parejas románticas.
La iluminación baja, la música suave, el ambiente muy cálido con llamativas y
bellas pinturas en algunos de sus muros. La cocina a está a la vista, se puede
recorrer de punta a punta cuando vas entrando al restaurante. El fondo del
salón es una gran vidriera que da a la calle de atrás, parece un gran mural que
muestra un típico y antiguo barrio porteño.
En el primer piso cuentan con un salón privado (Chef Table)
para vivir una experiencia más íntima y cercana con el chef y su equipo, ya que
elaboran un menú a vista, el cual es acompañado por diferentes vinos sugeridos
por el sommelier.
La carta
Algunas de las propuestas del chef están inspiradas
en la cocina asiática y en la peruana, aunque también se pueden encontrar en su
carta platos bien argentinos y federales como carnes asadas, cordero de la Patagonia, cerdo y pescados.
Por ejemplo Cordero Patagónico braseado 4 horas ($235), Parrillada de pescados
y mariscos para 2 ($465), Ojo de bife ($245), o Bondiola de Cerdo Asada ($235). También hay pastas como Pappardelle con vieiras gratinadas ($195) o Tortellonis de ricota y parmesano ($185). La
especialidad, por supuesto, son las ostras, por $168 podés comer una media
docena. También hay cocidas crocantes con panko y las famosas “Rockefeller” que
vienen gratinadas con espinacas, crema y parmesano (que son las 3 que pude probar)
Qué comimos
La panera excelente (no esperaba encontrar tan ricos y
variados panes en un bar de ostras!). Nos recibieron con un riquísimo y refrescante coktail, y un
amuse bouche (bocadito) de mascarpone, hongos potobello y crumble de curry. Y llegaron las ostras, una degustación de 3: la clásica cruda con limón y tabasco, otra gratinada con espinacas y parmesano, y una crocante con panko, wasabi, hojas verdes y cilantro. ¡Un placer comer algo tan
fresco y sabroso!
Y enseguida nos trajeron unos Langostinos Grillados, con zuchinis, cebolla asada, y guacamole. Después probamos un Tartar
de salmón rosado, con brotes de cilantro, alcaparras, echalotes, sésamo, jengibre, lima, cebolla morada y
soja. Una verdadera delicia, ligero, y muuuy sabroso. También probamos Atún
Rojo, sellado al grill con vinagreta de lima y jengibre, pak choi salteado
(vegetal de sabor similar a la endibia y de aspecto similar a la acelga), hongos, hinojo, papines y cilantro. Me encantó, al igual que los anteriores
platos, con sabores intensos y variados, pero liviano. El atún me hubiera gustado con menos
cocción, pero ese pequeño detalle no opacó para nada el disfrute. Para el postre,
una degustación muy bien surtida con Creme
Brulée de vainilla y cardamomo, Chesee
Cake con sabayón frío, higos confitados y chocolate blanco; y una Marquise de Chocolate.
Un final más que feliz.
Las bebidas
Apenas entrás, se puede apreciar la gran cava vidriada y
climatizada. Según su propietario, es la inversión más importante que han
hecho. Cuentan con más de 400 etiquetas (cerca de 4.000 botellas y hasta con 4
añadas), de diferentes regiones del país y del mundo. Si el vino no es lo tuyo
y preferís un buen cocktail, en la barra podrán consentirte con diferentes tragos,
o una linda selección de portos, cognacs y armagnacs.
Lo que más me gustó: la calidad del producto fresco y cuidado, y la lindísima y cálida ambientación.
Lo que menos me gustó: los platos salieron demasiado rápido al principio, luego demasiado lento, me hubiera gustado que fuera más parejo. Pero es importante destacar que salvo por esto, el servicio es impecable tanto en la presencia de los empleados, como en su manera de expresarse, y su buena predisposición.
El Chef
Gabriel Oggero aprendió a cocinar en la empresa de catering
de sus padres, cuando apenas tenía 10 años. A los 20 ya dirigía la cocina, y a
los 35 abrió Crizia, el primer un oyster bar de Buenos Aires. Trabajó en Las Leñas y en Bariloche haciendo temporada, y luego se deslumbró visitando los restaurantes de Europa con estrellas Michelin. Es uno de los fundadores de ACELGA (Asociación
de Cocineros y Empresarios Ligados a la Gastronomía Argentina) que organiza la
importante Feria Masticar. Junto a su adorable esposa Geraldine llevan adelante
el restaurante, y tratan de incorporar todo el bagaje que absorben en sus
viajes, para mejorar infraestructura, servicio y recetas, ya que uno de sus objetivos es actualizarse
y estar a la vanguardia. Quiero destacar su sencillez y simpatía, ya que si bien es un importante profesional de la gastronomía y estaba súper ocupado en esos días por la participación en Masticar, al terminar la cena se acercó a las mesas a saludar, y pudimos charlar un poquito con él. Muchos chefs “estrella” deberían imitar esta actitud, ya que el comensal agradecido lo valora y se marcha más que contento.
La participación de
Crizia en Masticar
También pudimos probar las exquisitas otras de Crizia en la gran feria gastronómica que se llevó a cabo en Capital Federal en
abril. Fabián Oggero dio una charla sobre productos de estación junto al chef
Anthony Vázquez de La Mar. En su stand
ofrecieron ostras con manteca de trufas y echalots, las clásicas crudas con
limón y tabasco, y un combinado con tartar de salmón rosado fresco. También
opciones calientes: ostras panko crocantes con crema de wasabi y brotes, y
ostras al espumoso (champagne o espumante). Una delicia imperdible… ¡agendalo para el año
que viene!
INFO ÚTIL
Crizia Oyster Bar
. Dirección: Gorriti 5143, Palermo Soho, Buenos Aires.
. Horarios: lunes a sábados a partir de las 19.30 hs. Abren
vísperas de feriado por la noche.
. Tel: 011 4831- 4979/ 4831-5105
. Forma de pago: efectivo y tarjetas
. Estacionamiento
www.crizia.com.ar
NOTA DE
LA REDACCIÓN: esta recomendación es independiente, los restaurantes no
pagan por aparecer en este espacio.
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