La pregunta del millón : ¿por qué, incluso cuando se estudia atentamente la receta, no se logra jamás reproducir un cóctel como el del bar? ¿Por qué los hechos en casa no son nunca perfectos? Con los mismos ingredientes y las mismas dosis, el resultado es bastante diferente.
Tres hermanos argentinos criados en Italia decidieron intentar darle una oportunidad a todos inventando Smartdrink, el cóctel en cápsula. Para prepararlo es menester utilizar su vaso específico sin fondo en el cual se inserta la cápsula; es suficiente agregar agua –natural o gasificada– para obtener un cóctel como marcan los cánones. Los tres hermanos se llaman Patricio, Tomás y Sebastián Folatelli, de 36, 30 y 28 años, respectivamente. Una vez regresados a Argentina, decidieron lanzar un emprendimiento propio creando un nuevo negocio. La idea surgió de la observación de un barman trabajando.
“Buscamos una aplicación al concepto de cápsulas que resolviera un problema concreto”, explica Patricio. “De hecho, notamos que en la preparación de cócteles, la dificultad de los consumidores reside tanto en la reproducción de recetas complejas como en la disponibilidad de algunos ingredientes como la pulpa y los jugos de fruta. Y a menudo, cuando éstos se compran, no son utilizados en su totalidad y por lo tanto se los desecha”.
De ahí la idea de la cápsula, accesible a todos, práctica y fácil de usar: basta con enroscar el vaso Smartdrink a la cápsula y agregar hielo y soda. Los cócteles disponibles por ahora son seis: Sex on the Beach; vodka, maracuyá y naranja; rum, frutilla y limón; fernet, cola y limón; vodka y durazno; y rum, gin, cola y limón.
Las cápsulas reproducen recetas de la International Bartenders Association (IBA, Asociación Internacional de Bartenders) y contienen sólo ingredientes no procesados.
“El contenido es líquido”, explica Patricio, quien subraya que todos los ingredientes son naturales: el rum es rum y el vodka es vodka.
“Comenzamos a trabajar en la idea en 2012, registrando algunas patentes, realizando pruebas de laboratorio, para lanzarnos al mercado en septiembre del año pasado”, explica.
Ayudados al principio por un inversor privado que financió el proyecto a cambio de cuotas societarias, posteriormente los hermanos cedieron las licencias exclusivas de distribución y se capitalizaron. Hoy las cápsulas se encuentran en 450 negocios en Argentina, pero están en curso tratativas con emprendedores españoles, brasileños, bolivianos y uruguayos.
“Ahora tenemos en mente otros proyectos aplicando la tecnología a las bebidas”, anticipan los hermanos Folatelli.
“Esperamos exportar Smartdrink a comienzos del año próximo”, explica Patricio. “Hemos recibido algunas solicitudes incluso de Italia, pero antes hay que definir el modelo de negocios para Europa; por ahora no hemos encontrado un emprendedor que comparta nuestra filosofía empresarial. Smartdrink quiere ser un modelo de negocios a medio-largo plazo que comienza con las cápsulas, pero que posteriormente deberá ampliarse con otros productos, siempre relacionados con el ámbito de la tecnología aplicada a las bebidas, y que ya hemos desarrollado”, concluye.
Las ventajas de Smartdrink son la practicidad, la velocidad y el diseño. Además, las cápsulas son bastante económicas, dado que el empaque de seis cuesta unos 30 euros y son completamente reciclables, ya que están producidas totalmente en polipropileno virgen. Ahora el invento está por desembarcar en Europa.
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