Un híbrido entre una bicicleta multitándem y una barra de bar. El modelo no está incluido en un catálogo de objetos imposibles: es un negocio sobre ruedas (además del sentido literal porque es rentable), circula ya por numerosas ciudades europeas y ahora ha llegado también a las calles de Madrid.
La versión local de la ‘beer bike’ tiene 16 plazas para usuarios que pedalean mientras apuran las cervezas que ellos mismos se sirven del grifo incorporado en este peculiar vehículo con trazas de tasca. Ahora bien, el que realmente lleva el volante es un conductor ajeno a la fiesta trasera, que obviamente no prueba el alcohol que por allí corre, y el secreto está en que armatoste en cuestión lleva incorporado un motor eléctrico que ayuda a que los ciclistas ocasionales no tengan que sudar la gota gorda para moverlo.
La idea la ha introducido en Madrid Sacha Lefebvre, un joven emprendedor de madre holandesa que conoció en Amsterdam el negocio de las barras rodantes. Consciente de que el negocio familiar de tiendas de ropa no tenía futuro, decidió vender su único patrimonio, un coche por el que sacó 3.000 euros, por ganarse la vida con este singular medio de transporte.
«Lo más complicado de todo ha sido la obtención de los permisos. Prácticamente me he hecho abogado con todas las leyes que me he tenido que estudiar», asegura el creador de BBike, como ha bautizado a su negocio de bicicleta-bar. «El resto ha llegado principalmente a través del boca a oreja. Ahora tenemos prácticamente todos los fines de semana cubiertos hasta julio».
Previa contratación, el local andante realiza tours turísticos regados con cerveza que duran entre 45 y 60 minutos, cualquier día de la semana desde las 10.00 hasta las 22.00 horas. El recorrido empieza y acaba en Atocha y entre medias pasa por Neptuno, Cibeles, Colón, Serrano, plaza de la Independencia y Alfonso XII.
Sobre el tándem pueden ir entre un mínimo de seis personas dispuestas a pedalear mientras cañean. Se pagan 15 euros por barba y el importe, además del paseo, incluye dos litros de cerveza para cada uno de los clientes de esta particular terraza móvil.
Normas de uso
«Tenemos una mentalidad un poco distinta a la de otras ciudades donde ya está funcionando», explica Lefebvre, que habla en plural porque ya ha podido contratar a un conductor para los fines de semana y «pronto» creará otro puesto de trabajo para una secretaria. «Limitamos los recorridos a una hora porque no nos interesa tener problemas con el alcohol. No queremos tener gente borracha sobre la bici», aclara.
Entre las normas de uso de la ‘beer bike’ está la de que no se puede distribuir cerve za a otras personas que no estén en el multitándem. Además, se pide a los usuarios ser respetuosos con los viandantes y que se mantenga el nivel de ruido en límites razonables en todo momento, especialmente en las áreas residenciales.
El perfil del usuario son jóvenes de entre 18 y 34 años, de los cuales el 60% son chicas.
“La asimilación de este tipo de vehículos con la norma actual sería la de ciclos y la normativa por tanto de aplicación sería la misma que rige para éstos”, explican en el Área de Movilidad del Ayuntamiento de Madrid cuando se les pregunta por la bicicleta-bar.
“Ahora bien, debido a la peculiaridad de la actividad que desarrollan y su posible afección a la movilidad, la seguridad de los ocupantes y del riesgo de otros vehículos que circulan, el ruido… etc, nos hemos reunido con la DGT y con los ayuntamientos de Barcelona, Sevilla, Palma de Mallorca y La Coruña con el fin de que el nuevo Reglamento General de Circulación, que está ahora mismo en tramitación por el Estado, recoja (y parece ser que así será) la necesaria autorización municipal para que puedan circular este tipo de vehículos por las vías urbanas”, aseguran. La idea del Ayuntamiento de Madrid es “hacer que estos vehículos, para circular por vías urbanas”, les pidan previamente autorización para que sea la Administración local la que determine “una ruta posible y unos horarios”.