La Policía Local trata de obtener las identidades de hasta seis técnicos municipales que habrían asistido el pasado viernes a la inauguración de las obras de ampliación de un bar en el número 2 de la calle Mateos Gago (Toro Toro), unos trabajos que se han ejecutado sin licencia urbanística, en desobediencia de la orden de paralización firmada por el jefe del Servicio de Licencias y Disciplina de la Gerencia de Urbanismo el pasado 19 de diciembre y que han generado un rosario de denuncias vecinales. Tanto la Delegación de Urbanismo y Medio Ambiente como la de Seguridad y Movilidad están coordinadas en un asunto en el que se pretende aclarar con todo detalle si estos seis técnicos del Ayuntamiento (cuatro de la Gerencia de Urbanismo y dos de Medio Ambiente) pueden estar implicados en mayor o en menor grado en que el titular del negocio haya hecho caso omiso a la orden de paralización y que incluso hubiera podido ser asesorado para no recoger las notificaciones y no facilitar el acceso de los inspectores a la visita que giraron a la finca. Fuentes municipales explicaron ayer a este periódico que no descartan la incoación de expedientes disciplinario a estos seis técnicos, así como que la Policía Local ha recibido el encargo de identificar a todos los empleados públicos que acudieron a la inauguración de la ampliación del bar el pasado viernes. El propietario, el ciudadano egipcio Ahmed, negó que haya recibido trato de favor por parte empleados públicos y sólo reconoció que un técnico de Medio Ambiente acudió a la inauguración: “Pero es un amigo que no tiene que ver nada con ningún servicio de licencias ni nada parecido”.
Urbanismo ha solicitado a Emasesa el corte del suministro de agua al establecimiento, una medida que se ha ejecutado, pero que no impide el funcionamiento del bar, pues se sirve del suministro de la oficina sita en la misma finca. Actualmente, la Gerencia tramita la interposición del precinto del negocio. Los vecinos llevan meses denunciando la ejecución de las obras de ampliación, en principio por su temor a que el bar abriera un acceso por la recoleta plaza de Santa Marta y colocara en ella una terraza de veladores.
La obra de ampliación ejecutada sin licencia ha consistido en la reforma parcial de la planta baja de un edificio residencial colindante para su anexión al bar primigenio para su funcionamiento como restaurante. La propiedad negó la entrada de los inspectores a la finca el pasado diciembre, cosa que ya provocó las primeras sospechas de los vecinos. Aun así, el acta de inspección certificó la inexistencia de licencia (aunque sí constaba la petición del permiso, pero aún no estaba ni está está concedido) y por lo tanto decretó la “inmediata paralización” y el requerimiento formal a la propiedad para examinar los dos locales.
En el mismo informe que firma el jefe del Servicio de Disciplina se realizan varios apercibimientos a la propiedad, entre ellos el de que ha cometido una infracción urbanística “muy grave” que puede dar lugar a la imposición de una sanción de hasta 120.000 euros. Vista la inutilidad de la orden de Urbanismo y que las obras continuaban, la comunidad de propietarios notificó el pasado 5 de febrero a la Gerencia de Urbanismo que las obras seguían en ejecución, aportaron fotografías como prueba y exigieron el cumplimiento de lo dispuesto más de un mes antes por el jefe del Servicio de Disciplina y que se pusieran los hechos en conocimiento de la Fiscalía. Urbanismo no tiene previsto conceder en la comisión ejecutiva de hoy la licencia de obra solicitada por el bar.
“Me están machacando por ser extranjero”
El propietario del Bar Toro Toro es Ahmed, un ciudadano egipcio que lleva veinte años en Sevilla. Asegura que está siendo objeto de una “caza de brujas” y que el vecindario lo tiene “frito” a denuncias por ser extranjero: “En esta calle hay 18 bares y ninguno tiene estos problemas con los vecinos. No soportan mi piel morena, ni quieren que crezca profesionalmente”. Ahmed, que se presenta como licenciado en Filología Hispánica y diplomado en Turismo como prueba de su integración en la sociedad local, reconoce que ha realizado las obras de ampliación del negocio sin haber obtenido aún la licencia de Urbanismo, aunque vaticina que la recibirá pronto, al igual que el visto bueno de la comisión de Patrimonio. Urbanismo, por su parte, negó ayer tajantemente que vaya a conceder el permiso en la comisión ejecutiva de hoy, que según Ahmed lleva dos años solicitado. “A nadie le han mandado tantas veces a los agentes del Grupo Giralda de la Policía Local como a mí, esto es una persecución. Tuve que empezar la obra porque la necesitaba, no podía seguir esperando más años el trámite, quizás ahí me equivoqué, pero no son obras de complejidad. ¿Así se ayuda en Sevilla a los emprendedores?” Ahmed, que tuvo que admitir a este periódico que las obras se han hecho sin licencia, confirmó ayer que Emasesa le ha cortado el agua, pero que se vale del suministro de la oficina. “He ido al servicio de atención al cliente de Emasesa y un señor me dijo que en veinte años nunca había presenciado un corte de suministro de estas características”. Ahmed disfruta del local por un contrato de alquiler de 30 años de duración: “La ampliación del negocio me permite pasar de 12 a 15 trabajadores”. Y asegura que no pretende abrir el bar por su fachada hacia la recoleta plaza de Santa Marta, ni poner veladores en esta emplazamiento privilegiado del casco antiguo. El titular del Toro Toro explicó a este periódico que si los inspectores de Urbanismo no pudieron acceder al local para evaluar las obras fue porque él no se encontraba allí en ese momento.