Era febrero de 2014 y Daniela salió con su grupo de amigos al pub Wilkenny Irish Pub, ubicado en San Martín 435, pleno centro de Bariloche. Como había mucha gente se pusieron en la fila y al llegar el momento de entrar, uno de los empleados de seguridad la frenó mientras permitía que las personas que estaban detrás ingresaran al local. “’Vos no podés pasar’, me dijo. ‘¿Por qué?’, le pregunté porque nunca había tenido ningún problema en ese bar. Pero después de una discusión me dijo ‘lesbiana de mierda’ y ahí entendí el motivo”, relató Daniela en diálogo con ANB.
La joven recuerda que en esa oportunidad se angustió mucho y que otro trabajador de la puerta del pub –llamado Pedro- le aconsejó que denunciara a su compañero, aunque él tampoco la dejó ingresar o intercedió en el conflicto. Ella decidió que la situación no la iba a afectar y se olvidó del mal trago.
Luego de cinco meses, junto a otro grupo de amigos, regresó al Wilkenny y la historia se repitió con el agregado de que los dos patovicas coincidieron en prohibirle la entrada. “’¿Ya te olvidaste?’, me dijeron y ahí me volvió todo a la mente. Lo había eliminado. ‘¿No me dejan pasar por lesbiana de mierda?’, les respondí y ellos me dijeron: ‘¿Ah, no ves qué te acordas?’. Ese día me enojé, me embronqué porque yo voy al bar y consumo. Pago la entrada que hay que pagar como cualquiera”, aseguró.
Esa noche fue la gota que rebalsó el vaso. Daniela presentó entonces una denuncia en el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI), organismo que convocó a las partes a una audiencia a la que ni los dueños del pub, ni los trabajadores implicados asistieron.
El caso pasó al INADI de Buenos Aires, donde se emitió un dictamen catalogando al hecho de “discriminación por orientación sexual”. Recién ahí, con todo ese respaldo oficial, ella decidió difundir su caso “para que no vuelva a pasar”.
“El INADI determinó que no sólo es reprochable la actitud del personal de seguridad que no la dejó ingresar, sino también de los responsables del local, ya que deben capacitar a los controladores de admisión a fin de que no lleven adelante prácticas discriminatorias al permitir o no el ingreso de clientes”, explicó Julio Accavallo, delegado rionegrino del organismo.
El dictamen del Instituto tiene como marco legal la Ley 23.592 de Actos Discriminatorios, el artículo 16 de la Constitución Nacional y los tratados internacionales incorporados a la Carta Magna argentina que no solo prohíben toda forma de discriminación, sino que imparten directivas a los Estados miembros para que cumplan y aseguren el cumplimiento de esas disposiciones.
“No voy a ir más al pub, pero la idea de esto es que no vuelva a suceder. Tiene que haber una sanción. Inclusive, me llegó que la semana pasada le pasó lo mismo a un chico en el mismo bar”, consideró Daniela, quien contó que participó en diciembre de la segunda Marcha del Orgullo LGTBIQ que se realizó en Bariloche.
“La responsabilidad es de los dueños del local. Tendrían que tomar personal capacitado o darles cursos para que sepan cómo manejar ciertas situaciones y no poner la ideología por delante de su trabajo”, finalizó. (ANB)